Hacia fines de la década del sesenta e inicios de los setenta del siglo pasado, Samuel Lichtensztejn formó parte de un grupo que buscó formas de mejorar la imagen de la Universidad, tanto a nivel interno como externo, en el marco de un contexto conflictivo con el Poder Ejecutivo y medios de prensa oficialistas, que frecuentemente emitían noticias que desprestigiaban el papel de la casa de estudios.
En 1969, aún como docente de la Facultad de Economía, se integró en una comisión que buscaba estudiar los medios de divulgación de las actividades y cometidos de la Universidad a la sociedad. El trabajo de esta comisión, que en un inicio llevó el nombre de “comisión de propaganda para explicar el problema del presupuesto”, dio sus frutos recién en 1972 a través de un plan exhaustivo de comunicación interna y externa, que incluía la edición de publicaciones, la realización de actos y charlas y una campaña de publicidad en televisión. El 11 de setiembre de 1972, Lichtensztejn presentó un proyecto que estaba orientado a levantar la imagen de la Universidad en miras a la aprobación del presupuesto nacional de ese año. Su articulación buscaba tanto explicar asuntos específicos del presupuesto y su necesidad concreta en cada servicio, como mejorar la imagen de la casa de estudios a un nivel más general.
El plan, pensado en diferentes etapas sujetas a la evolución del presupuesto, incluía la implementación de acciones a través de medios de difusión ya conocidos así como otros más novedosos. La primera etapa consistía en el despliegue de audiovisuales publicitarios a modo de avisos pagos en televisión y prensa, la segunda en una campaña de difusión a la interna de la Universidad y la tercera en la organización de actos, charlas y la publicación de materiales dirigidos a la población en general usando un lenguaje popular. Finalmente, en una cuarta etapa se pretendía obtener espacios gratuitos en televisión con el fin de alcanzar al público masivo. De acuerdo con las palabras del propio Lichtensztejn, la organización de un plan de comunicación de está índole era una novedad que debía estar a cargo de una agencia de publicidad, dado que “prácticamente estamos levantando la venta de un producto”. La campaña publicitaria, sin embargo, no llegó a realizarse, principalmente debido a la intensa agitación que vivió el movimiento estudiantil en octubre de 1972.
Durante la primera mitad de 1973, ya con Lichtensztejn como Rector (había asumido el 24 de noviembre del año anterior), la comisión de propaganda planteó diversas actividades para mejorar la imagen de la Universidad en el marco de las discusiones por el presupuesto. Una medida consistió en la creación de tres noticieros: uno cinematográfico, de carácter mensual, uno impreso y otro radial, con información sobre las actividades de la Universidad. Otra fue la realización de programas especiales en televisión comercial con entrevistas periodísticas. También se publicaron materiales especiales sobre problemas nacionales y se promovicó la divulgación de películas científicas. Aunque no comprendían una novedad total para la Universidad, dado que la Universidad ya había recurrido a ellas en la década anterior, conformaron por primera vez parte de un proyecto de comunicación planificado y coordinado por un órgano central.
El 27 de junio de 1973 se produjo el golpe de Estado y la huelga general convocada por los trabajadores a la que se sumaron sectores universitarios. Durante los cuatro meses que transcurrieron antes de su intervención, la Universidad mantuvo sus actividades y las elecciones a los órganos de cogobierno previstas para setiembre, donde ganaron las listas que se oponían a la dictadura. En esos meses, en medio de una coyuntura muy adversa, se buscó generar una campaña para resaltar de forma positiva los aportes al país realizados por la institución. En ese marco, funcionó por primera vez de forma centralizada un organismo tendiente a coordinar todas las acciones de comunicación. Se trató del Grupo de Trabajo encargado de la comunicación, que estaba dividido en tres subgrupos: Información y Comunicación Interna (ICI), Problemas Nacionales (PRONA) y Información y Divulgación Externa (IDE). Los tres grupos actuaron de forma coordinada en relación al ciclo de charlas sobre los problemas nacionales y las elecciones universitarias.
La Comisión de Información y Difusión Externa, bajo el lema “Una universidad al servicio del país”, utilizó la televisión y otros medios de comunicación para transmitir todo lo que la Universidad hacía en beneficio del país. Por su parte la Comisión de Información y Comunicación internas, buscó la concreción de iniciativas conjuntas y variadas. Estas actividades incluyeron desde nuevos medios de información de lo que ocurría dentro de las facultad y servicios hasta la realización de actividades artísticas, musicales, teatrales, cinematográficas o deportivas desarrolladas por universitarios con la colaboración de sus áreas especializadas, la difusión de los trabajos de investigación y la prestación de diversos servicios sociales por equipos interdisciplinarios dirigida sobre todo a los estudiantes y funcionarios de menores ingresos.
Por más información sobre el uso que hizo la Universidad de los medios masivos de comunicación en la década del sesenta e inicios de los setenta, ver Lucía Secco, «Estrategias de difusión utilizadas por la Universidad de la República (1963-1973)», Agustín Cano y Rodrigo García, Historia y presente de la extensión universitaria: diálogos Sur-Norte Memoria del seminario internacional, Montevideo: Universidad de la República. Comisión Sectorial de Enseñanza, 2024, pp. 139-160. Disponible en: https://www.cse.udelar.edu.uy/wp-content/uploads/2024/08/CSE_Cano_web.pdf
Lucía Secco