Protesta estudiantil, cartografías afectivas y espacialidad en el Montevideo post-pandemia: algunas reflexiones desde el AGU

En el marco de la conmemoración de los 300 años de la fundación de Montevideo, se realizaron una serie de eventos y se suscitaron numerosas reflexiones por parte de una pluralidad de actores sobre la ciudad, su naturaleza, organización, sus vínculos con diferentes colectivos, significados pasados, presentes y proyecciones a futuro. En ese contexto, la Intendencia promovió diversos proyectos de investigación que tuvieran por foco la ciudad. Desde el AGU se propuso, dando continuidad a un proyecto de más largo aliento que llevó a la publicación del libro El río y las olas, poner la mira en la dimensión espacial y territorial de los procesos de movilización estudiantil del pasado y presente. En este nuevo aniversario de la ASCEEP-FEUU, una de las grandes protagonistas de esta historia, queremos aprovechar para compartir algunos resultados. 

¿Qué significa hoy para los estudiantes la ciudad? ¿Qué carga simbólica se le confiere a los espacios públicos? ¿Qué lugares de la memoria identifican? ¿Por qué se siguen concentrando en algunos lugares? ¿Qué recorridos y lugares nuevos van emergiendo?  Para analizar la dimensión espacial de la protesta estudiantil, el proyecto titulado “Hacia una cartografía del movimiento estudiantil en la ciudad de Montevideo: lugares, identidades y territorios”1 buscó confeccionar una cartografía de la protesta estudiantil, de sus evoluciones y permanencias a lo largo de varias décadas. Por un lado, se elaboraron “mapas subjetivos”, participativos y colectivos, a partir de una serie de talleres de cine-foros desarrollados con protagonistas del movimiento estudiantil actual, apuntando a una reflexión sobre conflictos y dinámicas de la protesta en la ciudad. Por otra parte, se elaboró una segunda base de datos de eventos de protesta, esta vez basada en las redes sociales. Ahí aparecieron otras voces, otras facetas de la protesta no reseñadas en la prensa. Las redes emergen también como un espacio cada vez más importante, no solo para vociferar demandas y protestas, sino también como un espacio de socialización en sí mismo.  

CARTOGRAFÍAS DESDE LA PRENSA 

A partir de una sistematización del semanario Búsqueda2 para los años 2021-2023, identificamos un total de 51 eventos de protesta: 5 en 2021, en el contexto signado por la pandemia y clausura de los centros de estudios, 23 en 2022 y 23 en 2023. Para cada evento de protesta se procedió a recuperar la información original de la fuente (ver fichas), lo que nos permitió analizar la forma en que la protesta es narrada en la prensa, y luego se procedió a codificar la información para su posterior tratamiento estadístico. La base incluye 31 variables: demanda, actor, táctica, relación con otros actores, respuesta institucional, presencia de las fuerzas de seguridad, daños materiales reportados, organizaciones presentes o solidarias, lugar de la protesta, entre otras.  Este relevamiento nos ha permitido comparar distintas coyunturas, observar evoluciones, continuidades y rupturas en la forma en que los estudiantes se movilizan y se vinculan con el territorio y el espacio.

Este ciclo se caracteriza por la centralidad capitalina, consecuencia tanto de la concentración de la educación terciaria en Montevideo como también probablemente por el sesgo de la prensa nacional. Asimismo, es destacable el mayor protagonismo —o visibilidad— de los estudiantes universitarios, bajo el impulso decisivo de la FEUU. Es importante la proporción de eventos que involucraron a otros actores más allá de los estudiantes (59%) y esto muchas veces implicó mayor despliegue territorial de la protesta. Así, acciones como las que fueron impulsadas por la Intersocial —donde la FEUU actuó mancomunadamente con el PIT-CNT y Fucvam— se tradujeron en una presencia importante en el espacio público, con protestas orientadas a la política del gobierno, por ejemplo contra la LUC y la reforma jubilatoria. Cuando los estudiantes protestaron solos (o conjuntamente con padres o docentes), en cambio, lo hicieron mediante ocupaciones o declaraciones, para expresar reclamos vinculados al ámbito educativo, tales como reformas o cuestiones edilicias. Un claro ejemplo fue el sonado caso del salón gremial del IAVA. Aparecieron también reivindicaciones nuevas: el regreso a las clases presenciales, la salud mental y las denuncias por acoso. Cabe señalar finalmente el bajo nivel de violencia de los estudiantes (en comparación con otros ciclos), una tendencia a la criminalización de la protesta, así como una creciente judicialización de los reclamos (VER MAPA).  

CARTOGRAFÍA DESDE LAS REDES SOCIALES 

Ante la emergencia sanitaria, la movilidad de los individuos fue fuertemente restringida, limitando junto a ella el uso del espacio público como escenario de protesta. En este contexto, las redes sociales destacaron como plataforma fértil para la difusión y acción política, incorporándose con mayor protagonismo al repertorio de formas de protesta y como espacios de comunicación política. Es posible señalar al respecto la siguiente paradoja: mientras las redes permiten alcanzar una muy amplia audiencia, tienden a limitar los contactos con personas ajenas al movimiento estudiantil (que se fomentó activamente en períodos anteriores, por ejemplo mediante cartas a la prensa o distribución de volantes en el espacio público). A través de un análisis las  las publicaciones de las cuentas oficiales de la FEUU y de gremios estudiantiles de educación secundaria se identificaron 164 eventos. La información relevada difiere de la sistematizada a partir de la prensa al darnos acceso directo a la voz estudiantil, dando cuenta de un amplio repertorio de acciones con escaso interés mediático, tales como asambleas, cocinadas o manifestaciones artísticas. De este modo, la cartografía obtenida a partir de estas fuentes digitales revela una voluntad de expandir las movilizaciones más allá del centro, con fenómenos tales como los feriazos (recorridos por ferias vecinales) organizados en barrios periféricos como Piedras Blancas, Sayago o La Teja. Sin embargo, el mapeo a partir de las redes confirma la prevalencia de la protesta capitalina, resaltando a priori la Aguada (intermediaciones del Palacio Legislativo), Ciudad Vieja, Cordón y el Centro como los barrios de Montevideo en los que la movilización estudiantil toma lugar. Según las redes de los gremios estudiantiles, son los edificios educativos (43%), la explanada de la Udelar (9%), el Palacio Legislativo (11%) y las plazas (9%) los principales espacios de encuentro y movilización para los estudiantes (VER MAPA).

CARTOGRAFÍAS AFECTIVAS 

Aunque el análisis de los eventos de protesta y una mirada de las redes nos da muchas pistas para explicar la dimensión espacio-territorial de las movilizaciones estudiantiles a partir de algunas variables clave (demandas, alianzas, tácticas), poco nos dice sobre cómo esos lugares son significados y apropiados por parte de los estudiantes. Con el objetivo de complementar dicha mirada, se organizaron dos sesiones de cine-debate, una en la sala del Cine Universitario (Centro) y otra en el Centro Cultural Florencio Sánchez (Cerro), para propiciar un intercambio entre protagonistas del movimiento estudiantil actual y reflexionar sobre su vínculo con el espacio a partir del registro audiovisual de protestas pasadas en un ejercicio de cartografía participativa (ver algunas imágenes a continuación). Este ejercicio suscitó reflexiones interesantes sobre cambios en la forma de militancia, la inexistencia de un proyecto global de transformación social, así como de un blanco para la protesta visible y común que permitiera aglutinar luchas: “antes era mucho más fácil identificar un enemigo, acá es mucho más complicado encontrar contra quién”. Por otro lado, se resaltó la mediatización de los vínculos interpersonales (y de la protesta) a través de la tecnología:  “ahora es todo instantáneo”. En el cine-debate (acceder a transcripción del intercambio aquí), se osciló entre una visión romántica de generaciones de militancia estudiantil anterior y miradas más críticas sobre los riesgos de extrapolar experiencias pasadas al presente.  

Las imágenes que siguen son el resultado de las cartografías intervenidas por los propios participantes.  

Las cartografías de los estudiantes dieron cuenta de muchos lugares comunes a la hora de pensar en la protesta y la movilización estudiantil, vinculados con recorridos históricos ya emblemáticos (como ser la marchas del Hospital Filtro, del silencio y de los mártires estudiantiles), pero también de ciertas movilizaciones recientes conjuntas con otros actores que implicaron innovaciones tácticas (por ejemplo, la marcha por el agua). Como era de esperar, la decisión de dónde protestar está, según los estudiantes, muy asociada a “por qué” y “ante quién”  . Hubo coincidencia en remarcar la centralización de la protesta, su rutinización y naturaleza poco disruptiva. En este sentido, se comparó y contrastó la protesta estudiantil uruguaya con las de otras latitudes —como el movimiento estudiantil chileno u Occupy Wall Street (AUDIO)— y de otros momentos históricos. Convivieron diagnósticos críticos sobre el estado del movimiento estudiantil en la actualidad y su incapacidad de desarrollar protestas innovadoras, la falta de poder de convocatoria, con el reconocimiento de formas más focalizadas en “micro-problemas” o “micro-resistencias”. El ejercicio de cartografías participativas también permitió pensar en formas novedosas de participación e imaginar otros lugares y recorridos posibles (AUDIO). 

En este video, se puede acceder a una síntesis de los dos eventos cine-debate. 

El historiador frances Roger Chartier, en su libro Cartografías imaginarias, sugiere  en relación a los mapas de los siglos XVI-XVIII: “hacer ver lo que la linealidad del escrito es impotente para enunciar: la simultaneidad de las acciones, la sincronía de los episodios, la coexistencia de los espacios”3. Esperamos que estas cartografías sean insumos interesantes para seguir reflexionando sobre la dimensión simbólica de la espacialidad de la protesta estudiantil, no solo del pasado, sino también del presente y futuro.

Una nota presentada por el equipo del proyecto

Notas:

  1. Equipo integrado por Camille Gapenne; Valentina García; Gabriela González Vaillant, Vania Markarian; Noelia Torres; Paolo Venosa. ↩︎
  2. Se resolvió trabajar con el semanario Búsqueda, con el objetivo de mantener la continuidad de la fuente con respecto a los ciclos de 1983 y 1996. Estamos muy agradecidos con el Semanario Búsqueda por habernos facilitado el acceso al material de prensa para la confección de estas fichas, especialmente con Andrés Danza, Director Periodístico de Búsqueda y José Frugoni, el Editor Web. ↩︎
  3. Roger Chartier, Cartografías imaginarias (siglos XVI-XVIII). Buenos Aires: Ampersand, 2022, p.159.  ↩︎