La historia se inicia con una epidemia parecida a la actual, pero en el contexto de la guerra fría. En el invierno 1969, como parte de la gira encomendada por el presidente Nixon para evaluar su política latinoamericana, Nelson Rockefeller visitó Montevideo. Como en otras ciudades del continente, el enviado de Estados Unidos fue recibido con manifestaciones estudiantiles y violentos enfrentamientos con las fuerzas policiales. También acá el gobierno de Pacheco Areco tomó medidas para limitar los disturbios y reprimir a los responsables.
Todo eso sucedió mientras una gripe procedente de Asia, conocida como “Hong Kong”, se expandía por esta parte del continente. La cepa del virus era particularmente contagiosa, pero con un nivel de letalidad no fuera de lo común. Eso, agregado a la ausencia de un sistema estadístico que permitiera monitorear la epidemia, explica que no haya sido considerada por los expertos de la época como una pandemia de gravedad. Por su parte, la OMS no aconsejaba más que la vacunación de la población vulnerable. Según denunció el semanario Marcha, esta consigna no pudo ser aplicada en Uruguay, porque las dosis elaboradas por los laboratorios se habían agotado en el hemisferio norte.
La gripe había sido desestimada en un primer momento por autoridades y medios de comunicación. Pero en junio el gobierno decidió repentinamente tomar medidas de prevención, a saber, la suspensión de clases a nivel de primaria, secundaria y terciaria. Ese decreto generó una serie de debates a la interna del Consejo Directivo Central de la Universidad, que convocó enseguida a médicos expertos para analizar la pertinencia de la medida. Aparece en los informes presentados, por un lado, la incapacidad de medir el alcance de la epidemia más que por el ausentismo laboral, estimado en un 10%. Había una clara desconfianza hacia la medida, ya que no iba en la línea de lo aconsejado por la OMS. El decreto, que afectaba únicamente a los locales educativos y coincidía con la llegada de Rockefeller, dio al debate un giro claramente político.
Durante la discusión en torno a la violación de la autonomía por parte del Poder Ejecutivo y la validez jurídica del decreto, el orden estudiantil se mantuvo firme en la postura de continuar normalmente con las clases. Finalmente, primó la posición de quienes consideraban delicado contradecir un decreto en defensa de la salud pública, con las consecuencias que eso podría tener en la imagen de la casa de estudios. Se decidió respetar la decisión gubernamental haciendo pública la posición universitaria en cuanto al uso político de la epidemia.
Mientras la visita de Rockefeller era trasladada a Punta del Este, Montevideo seguía siendo escenario de disturbios. Por un lado, los Tupamaros pusieron una bomba el 20 de junio en un local de General Motors, lo que llevó al gobierno a instaurar las Medidas Prontas de Seguridad. Los estudiantes, por su parte, usaron sus casas de estudio para manifestar su repudio a la venida del representante de Estados Unidos.
En ese contexto, la colocación de la bandera de Uruguay junto a las de Vietnam y Cuba en la fachada de la Facultad de Medicina, provocó que el Ministro del Interior enviara una carta al rector a inicios de julio, reclamando el retiro de los locales universitarios de símbolos patrios de naciones extranjeras. La carta generó una discusión del CDC a puerta cerrada sobre cómo responder a la intimación del gobierno. En lugar de un acto, se decidió hacer una audición en los ciclos de televisión que la Universidad emitía en el Canal 5 del SODRE desde 1967. El lunes 14 de julio debía empezar un ciclo a cargo del Instituto de Economía, pero el CDC decidió correrlo para realizar un programa especial denominado “Historia y significado de los símbolos nacionales” a cargo del historiador Eugenio Petit Muñoz de la Facultad de Humanidades y Ciencias.
El incidente no tuvo repercusiones solamente en la Udelar sino que generó una comisión investigadora en el Parlamento y un movimiento nacional para revalorizar los símbolos patrios. La comisión investigadora fue solicitada el 10 de julio por el Partido Nacional, debido al izamiento “de banderas de países donde imperan dictaduras crueles” en locales educativos.
Por otro lado, se promovió la realización de actos en todo el país para festejar el 18 de julio como “día de la bandera”. Entre ellos, merece destaque el acto realizado en Salto porque dio inicio a la Juventud Salteña de a Pie, que luego derivó en la Juventud Uruguaya de Pie (JUP). Acá se cierra este extraño relato que arrancó con la “gripefeller” y termina con la fundación de una de las más conocidas organizaciones de derecha de los años setenta.
Camille Gapenne y Lucía Secco
Bibliografía y fuentes
Bucheli, Gabriel. O se está con la patria o se está contra ella: una historia de la Juventud Uruguaya de Pie. Montevideo: Fin de siglo, 2019.
“Investigación sobre banderas extranjeras”, Acción, 11 de julio de 1969, p. 3
Jung, María Eugenia. La educación superior entre el reclamo localista y la ofensiva derechista. El movimiento pro-Universidad del Norte de Salto (1968-1973). Montevideo: Ediciones Universitarias, UCUR, 2018.
Waksman Schinca, Daniel. “Ahí vienen los virus”, Marcha, 12 de julio de 1969, p. 13
Universidad de la República, Actas del Consejo Directivo Central, junio y julio de 1969, Archivo General de la Universidad de la República.