La Universidad ayer y hoy
La semana pasada el presupuesto del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA) fue noticia. Una carta firmada por más de 400 estudiantes del Programa solicitaba que el Poder Ejecutivo dejara sin efecto el recorte a los gastos previsto en un decreto de marzo de este año. Pocos días más tarde, el Presidente de la República anunciaba que el recorte no alcanzaría al PEDECIBA. Al difundir y celebrar esta noticia, los estudiantes que habían hecho la petición advirtieron: “Ojalá esta decisión sea la primera de muchas en vistas a proteger nuestro sistema científico”.
¿Qué es un “sistema científico? ¿Cómo se construye? ¿Qué instituciones intervienen? ¿Qué tiempo requiere consolidar un sistema de este tipo? ¿Desde cuándo puede decirse que en Uruguay existe un sistema científico?
Para responder estas preguntas, en Uruguay se vuelve necesario hablar del PEDECIBA, un organismo peculiar que para la opinión pública seguramente no ocupe el mismo lugar que otras instituciones emblemáticas del sistema científico. Una de sus peculiaridades es que está constituido por una red de personas insertas en diferentes instituciones. Los investigadores del PEDECIBA son profesionales que trabajan, en la Udelar -en mayor proporción-, en otros organismos públicos y también en instituciones privadas. El programa evalúa y categoriza a los investigadores que se agrupan en seis áreas de conocimiento: biología, física, geociencias, informática, matemática y química. En esas mismas áreas -o en alguna de las propuestas interdisciplinarias- se encuentran haciendo estudios de maestría o de doctorado los estudiantes que firmaron la carta días atrás. Los títulos son emitidos por la Udelar, pero el PEDECIBA no depende exclusivamente de la Udelar, ya que es fruto de un convenio con el Ministerio de Educación y Cultura. La dirección del Programa recae en una Comisión Directiva integrada por los directores del mismo, representantes de las dos instituciones mencionadas, coordinadores de las áreas y representantes de los investigadores y de los estudiantes.
Estas y otras estrategias que lleva adelante el PEDECIBA, buscan, por un lado, “crear un sistema interdisciplinario de alto nivel, estable y permanente, que apoye y fomente la investigación científica y, por otro, se proponen formar “recursos humanos en las disciplinas científicas básicas, capaces de insertarse en la comunidad académica y en el sector productivo, público y privado.” Estos objetivos ya estaban formulados en la propuesta inicial que se formalizó en octubre de 1986.
Entender la historia del PEDECIBA nos puede ayudar a entender las actuales capacidades científicas del país. Sin ir más lejos, Rafael Radi, destacado integrante del Grupo Asesor Honorario del gobierno para la gestión de la actual crisis sanitaria, fue de los primeros estudiantes del doctorado en Bioquímica del PEDECIBA, del cual egresó en 1991. En el AGU custodiamos el archivo personal de Roberto Caldeyro Barcia, el primer director del Programa y el archivo de José Luis Massera, uno de sus principales impulsores. En éste último subfondo, se conserva documentación que permite reconstruir las intensas redes de contacto y las primeras discusiones sobre el área de matemática que se produjeron entre 1984 y 1986, en el contexto de la transición a la democracia y el regreso de un contingente importante de científicos al país. Dos libros fueron publicados con apoyo del PEDECIBA sobre ambas figuras: Roberto Caldeyro Barcia. El mandato de una vocación, de Alcides Beretta, en 2006 y José Luis Massera. Ciencia y compromiso social, compilado por Roberto Markarian y Ernesto Mordecki en 2010.
Hoy subimos la ficha del PEDECIBA en la categoría “Servicios” de nuestro sitio Historias Universitarias. Como se señaló, se trata de un organismo sui generis, pero se vuelve imprescindible tenerlo en cuenta como parte de la historia reciente de la educación superior en el Uruguay.