Reflexiones a partir de la trayectoria de Federico Susviela Guarch (1851-1928)
Adrián Márquez Rabuñal, Stony Brook University
Mientras la pandemia de Covid-19 continúa llevando al mundo a una emergencia de salud pública y económica sin precedentes, parece pertinente indagar en el pasado para aportar una perspectiva histórica a las decisiones del presente. La trayectoria del médico y diplomático uruguayo Federico Susviela Guarch, que hoy se incorpora a la base Historias Universitarias, provee un notable ejemplo de cómo política y conocimiento científico son necesarios para solucionar problemas de salud pública que adquieren una escala internacional.
En el siglo XIX Uruguay sufrió varias epidemias en las que murieron miles de personas. A diferencia de hoy, que sabemos que la pandemia tiene origen viral, en el momento en que ocurrieron las epidemias de fiebre amarilla (1857) y cólera (1867), la etiología de estas enfermedades era desconocida. La teoría de que las enfermedades infecciosas son causadas por agentes patógenos microscópicos todavía no estaba desarrollada ni era ampliamente aceptada. Recién a partir de las investigaciones de Louis Pasteur en los años 1860 y de Robert Koch en la década de 1880 fue establecida la teoría germinal de esas enfermedades. Se dejaban atrás más de dos mil años durante los cuales la principal teoría para explicar las enfermedades era el desequilibrio de los humores.
Susviela Guarch comenzó su carrera de servicio público muy joven, cuando el gobierno de Lorenzo Batlle le encomendó una misión en Asunción. Allí estuvo a cargo de acciones relacionadas al fin a la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), durante la cual una de las principales causas de muerte fue el cólera. A su regreso, se inscribió en la recién inaugurada Facultad de Medicina de la Universidad de la República. En 1881 fue nombrado cónsul en Berlín, donde continuó sus estudios en la Frederick William University (Universidad Humboldt). Esa estadía coincidió con la identificación de los bacilos de la tuberculosis en 1882 y del cólera en 1883 a cargo del fundador de la bacteriología Robert Koch. Buena parte de la trayectoria profesional de Susviela Guarch estuvo marcada por el cambio de paradigma científico que estos descubrimientos significaron.
En los años ochenta del siglo XIX desarrolló su faceta de divulgador científico con articulos sobre el bacilo de la tuberculosis y el uso de la cocaína como anestésico en cirugías oculares. Sin embargo, su mayor reconocimiento internacional provino de su dedicación a la contención del cólera. En febrero de 1893, The New York Herald publicó una entrevista a Susviela Guarch, que por entonces residía en Hamburgo y trabajaba en la contención del cólera en el Eppendorf Hospital. Consultado sobre las posibilidades de un nuevo brote epidémico, el epidemiólogo uruguayo respondió que “nos podemos preparar para la guerra más fácilmente que para una epidemia” y que “hay incertidumbre entre los científicos”: “teorías antes aceptadas hoy se han puesto en duda”. Compartía la nueva teoría científica que se desprendía de los experimentos de Koch y complementaba con un enfoque de salud pública: “debemos ver a las causas que hay mas allá del bacilo” y “lo más importante es que las ciudades estén en condiciones sanitarias adecuadas”.
Susviela Guarch entendía que la contención de una pandemia no era sólo un problema científico si no también político. Fue pionero en afirmar que el mundo moderno necesitaba la coordinación internacional permanente para evitar la expansión de las epidemias. En 1890, al participar en un Congreso Internacional de Higiene en Berlín, hizo la propuesta de crear una comisión permanente de salud a nivel internacional. La propuesta fue desestimada por su amigo y maestro, el patólogo Rudolph Virchow, quien argumentó que el congreso carecía de jurisdicción para llevar adelante la propuesta. Sin embargo, en 1907 se creó en París la Office International d’Hygiène Publique que entre sus principales cometidos tuvo la creación de reglamentaciones internacionales para evitar la expansión de epidemias.
Antes de que se creara esta oficina, la idea de coordinación internacional en materia de salud pública se concretó en los países del actual Mercosur. En 1904, Susviela Guarch participó en la elaboración de una Convención Sanitaria entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay que establecía que esos gobiernos se comprometían a notificar inmediatamente la aparición de casos de cólera, entre otras “pestes”.
En 1911, cumpliendo funciones diplomáticas en Europa, Susviela Guarch envió una carta al parlamento uruguayo mientras se discutía la ley de vacunación antivariólica, donde afirmaba que era una “necesidad imperiosa” que Uruguay adoptara una ley de vacunación obligatoria (aprobada en setiembre de ese año y reglamentada en 1913).
En la ficha que ahora presentamos en Historias Universitarias se puede ahondar en estas y otras facetas de este epidemiólogo uruguayo que entendió tempranamente la dimensión social de las enfermedades infecciosas. En esta nueva crisis social y sanitaria, algunos historiadores han señalado que las pandemias pueden tener dos tipos de final: uno médico, cuando la prevalencia de la enfermedad y las muertes disminuyen, y otro social, cuando el miedo se desvanece. Sin duda transitar hacia el fin de una pandemia global como la que estamos viviendo será un proceso largo y dificultoso. La perspectiva histórica de una trayectoria como la de Susviela Guarch permite adelantar que este final no sólo requiere base científica sino también política.
