Historias Universitarias acaba de incorporar la biografía de Adolfo Berro García. Su trayectoria se inició en los albores del siglo XX con los tradicionales estudios de abogacía en la Universidad de la República, entonces de perfil profesionalista y con una escasa oferta académica, para seguir otros derroteros más heterodoxos que lo llevaron a especializarse en los estudios de la lengua, muy especialmente, en la lexicografía. Berro García destacó como un pionero de la lingüística como lo demuestra su sostenida tarea por recuperar la riqueza del idioma a través del registro de los neologismos y de las variedades locales del español. Su trabajo se vuelve más relevante aún si se tiene en cuenta que en Uruguay no existía todavía un campo consolidado de estudios específicos en estos temas más allá de los esfuerzos aislados de investigadores que desarrollaban esta tarea como actividad secundaria. Tampoco había espacios de formación disciplinar sistematizada a excepción de los cursos de Gramática Histórica Española que dictaba el propio Berro García en el Instituto de Estudios Superiores (IES). El IES había sido creado en 1929 a iniciativa de la gremial de profesores normalistas uruguayos con el propósito de establecer cursos regulares de especialización científica en el área de humanidades y ciencias básicas al tiempo que promovía las prácticas de investigación a partir de la instauración de secciones disciplinarias. En ese espacio se abocó a la tarea de formar la Sección de Filología y Fonética Experimental.
A comienzos de los cincuenta, ya con la Facultad de Humanidades y Ciencias funcionando, no había variaciones sustantivas en términos de profesionalización e institucionalización disciplinar. Sin embargo, fue en la cátedra de Ciencias de la Cultura de esa facultad donde Berro García llevó a cabo gran parte de sus investigaciones y logró montar un laboratorio completo de fonética experimental. Asimismo, desde los años cuarenta destacó entre los miembros de la Academia Nacional de Letras por sus esfuerzos para poner en el centro de la atención de esa institución las cuestiones lexicográficas. Formó parte de una red regional e internacional dedicada a los estudios filológicos y léxicos. Intentó sin éxito conseguir financiación para poder visitar los centros científicos de Europa o de Estados Unidos y así estudiar el funcionamiento y los planes de los Laboratorios de Fonética y su posible replicación en la FHC. En 1951 se creó el Instituto de Filología sobre la base de cuatro Departamentos: Lingüística, Literatura Española, Literatura Iberoamericana y Folklore.
La dispersión de la obra de Berro García, que comprendió un amplio espectro de temas que fueron desde el folklore, la etnología, al indigenismo, y la presencia de un científico de la talla de Eugenio Coseriu, lingüista rumano que se instaló en Uruguay, opacaron su figura, relativizando su aporte en el desarrollo y consolidación de la disciplina. No obstante, a partir de las conexiones y desde todos los ámbitos en los cuales se desempeñó, fue un decidido promotor del avance de las investigaciones sobre el español de Uruguay. Gracias a la colaboración de Magdalena Coll del Instituto de Lingüística de la FHC podemos contar con una reseña de su larga y variada trayectoria, que constituye un punto de partida en el conocimiento de la historia de la lingüística y su constitución como un área de estudios especializado sujeta a criterios estandarizados de validación y legitimación.
Por más información se puede consultar:
Markarian, V., Monne, M. y Jung, M.E. (2018) Las primeras siete décadas de la Academia Nacional de Letras de Uruguay :1943-2013. Montevideo: Academia Nacional de Letras
Paris de Oddone, Blanca (1995) Historia y memoria : medio siglo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Montevideo: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Publicaciones