En este nuevo Día del Patrimonio, dedicado al “Bicentenario en todos los pagos”, queremos recordar los esfuerzos de la Universidad de la República por extender su alcance fuera de Montevideo, sede inicial de la institución. La aceleración de esa presencia en las dos últimas décadas, con nuevas sedes y propuestas académicas, se comprende mejor desde las discusiones, los debates y las propuestas ensayadas durante más de un siglo. María Eugenia Jung ha reconstruido ese proceso en detalle. Sus investigaciones indican que ese largo y farragoso camino debe entenderse en base a tres variables fundamentales: la concepción del proyecto político-institucional y académico universitario, los reclamos locales, de los diferentes actores políticos y los gobiernos municipales y las demandas de los gobiernos de turno.
El relato podría rastrearse a la fundación de liceos departamentales a partir de 1912, cuando secundaria era todavía parte de la Universidad. Otro posible parteaguas puede ubicarse en el rectorado de Mario A Cassinoni (1956-1962), que concibió las actividades fuera de Montevideo como parte de la acción extensionista de la institución y las integró a su vocación reformista de la investigación y la enseñanza. En ese marco se impulsaron las “semanas universitarias del interior”, los cursos de verano y la acción social mediante “programas locales coordinados”. A su vez, la dirigencia universitaria apoyó de modo sostenido el desarrollo de un centro de investigación agropecuaria en Paysandú, como parte de la renovación de los estudios agronómicos.
Jung ha señalado que esas dos formas de concebir la expansión universitaria no colmaron las aspiraciones que desde la década anterior habían manifestado diversos actores (grupos de padres, estudiantes de secundaria, dirigentes partidarios y otras “fuerzas vivas”) que buscaban la instalación de ofertas académicas en sus localidades. La implementación de los cursos de Derecho y Notariado de la Facultad de Derecho en Salto (1956) se hizo de acuerdo con esas presiones. También la creación del Movimiento pro Universidad del Norte en 1968 en esa misma ciudad, con apoyo del presidente Jorge Pacheco Areco, fue determinante para diversas acciones de descentralización universitaria. Cabe acotar que el Plan de reestructura presentado por el rector Óscar J Maggiolo en 1967, radical en muchos aspectos, no fue innovador en relación con esas políticas.
Esas iniciativas fueron configurando dos modelos de desarrollo universitario fuera de Montevideo: el de Paysandú y el de Salto. El primero se basó en el fomento a la Estación Experimental Mario A Cassinoni (EEMAC), que unió enseñanza con investigación científica e incorporó la extensión, al tiempo que promovió la radicación de docentes con dedicación exclusiva y sólida formación académica. Esta experiencia puso en práctica algunas de las propuestas de cambio estructural que estaban impulsando los sectores “reformistas” en el seno de la Udelar. El modelo de Salto, en cambio, surgió por fuera de los ámbitos universitarios, desde el accionar decisivo de actores salteños con el interés de contar en su localidad con las carreras universitarias clásicas de orientación profesionalista. Durante el período de la intervención por parte del gobierno autoritario se continuó con ese modelo estableciéndose cursos de los primeros años de algunas carreras en Salto y descartando la creación de instituciones de educación superior fuera de Montevideo. Junto con la creación de la Regional Norte en 1987, nuevas sedes se fundaron a poco de recuperada la democracia en Tacuarembó (1986) y Rivera (1988).


La coexistencia conflictiva de ambos modelos y una serie de resultados contingentes de las disputas de diferentes actores marcaron también el camino posterior de la descentralización de la Universidad. Como dice Jung: “Lo dicho ejemplifica las tensiones entre los tres factores mencionados al inicio y cómo el peso de cada uno de ellos en diferentes coyunturas, condicionaron la manera en que la Udelar fue definiendo su política hacia el interior.”
Su trabajo se enmarca en una colaboración entre el AGU y la Comisión Coordinadora del Interior (CCI), creada en 2007 con el objetivo de dar nuevo impulso a esas políticas articuladas por la Comisión Gestora de la Descentralización desde 2004. La CCI fue desde entonces el órgano coordinador de los esfuerzos universitarios en pos de la descentralización y regionalización territorial. Los pilares de esa etapa fueron la definición de servicios de nuevo tipo, denominados Centros Universitarios Regionales (CENURES), la consolidación de nueva oferta académica acorde a los requerimientos de las regiones y la radicación de docentes calificados en grupos a través del Programa Polo de Desarrollo Universitario.

En ese contexto, el AGU colaboró a partir de 2010 en la detección, organización y puesta en servicio de documentos relativos a las actividades de la Udelar en diferentes localidades así como en la reconstrucción histórica de la expansión de la cobertura académica en el territorio nacional desde 1907. Se realizaron talleres y visitas a las sedes, además de entrevistar a varios protagonistas de esos procesos. Como resultado, se publicaron dos libros que abarcan el devenir de la descentralización, ambos coordinados por Jung: Antecedentes históricos de la Universidad en el interior del país: Cronología y selección documental, 1906-1973 (Montevideo: Universidad de la República, 2012) y Antecedentes históricos de la Universidad en el interior del país: Cronología y selección documental, 1973-2007 (Montevideo: Universidad de la República, 2013).
Hoy, al conmemorar el “Bicentenario en todos los pagos”, queremos también recordar esos esfuerzos por reconstruir la presencia de nuestra universidad a lo largo y ancho de la república.